Por: HERNANDO URRUTIA – Director de Programación Vientos Stereo
Bueno hablemos de los héroes, esos personajes que terminan siendo la admiración de todo el mundo y en ese sentido hay abundante oferta de estos héroes, superhéroes y anti héroes, unos de ficción y otros de carne y hueso que están en la memoria de muchos fanáticos.
Hablemos entonces de esos personajes que no necesariamente son hijos de las divinidades, que no han aportado grandes hazañas, que han creado un imaginario y un comportamiento tal cual la sociedad en donde están inmersos.
Siendo así, vamos a echarle mano a algunas manifestaciones que debe tener nuestro héroe:
Uno de los actos del héroe interno es aprovechar el “papayaso”, porque seguramente no se vuelve a presentar la ocasión, así que si usted es nombrado en un cargo importante aproveche para “hacer lo suyo” que si no lo hace después le pesa, si necesita conseguir dinero y no llena los requisitos puede recurrir a embaucar con títulos falsos que si lo descubren se recurrirá a los amigos que están en altos cargos para que dilaten en el tiempo o dicten sentencia a favor por encima de las evidencias.
El héroe de nuestros tiempos, sabe sobornar, maneja las relaciones con las personas claves para lo que se propone, consigue lo que quiere como sea, no tiene capa y la honradez es una especie de kriptonipta que merma sus fuerzas.
Nuestro héroe es el del parqueadero que le roba el combustible a los carros aprovechando la noche. El empleado de la bomba de gasolina que altera el registro en la máquina, es ese “honesto” carpintero que se pierde con el adelanto del cliente para un trabajo, o el que le cambia los repuestos por otros a quien le mandó a revisar un computador u otro elemento y lo mejor es que todas esas hazañas son comentadas en medio de las risotadas en la tienda del barrio.
Si va a construir hay que tener un “maestro” super bien recomendado que no pida mas del material que se necesita porque ese sobrante termina en otra “obra”
Por lo tanto todo lo que implique trampa le es emocionalmente grato. Así que en tiempos electorales vemos a dos tipos de héroes: uno es el candidato que reparte lechona y pola o alguna tejas cuantificado en posibles votantes y el otro personaje es el que sale de una campaña de gritar viva el doctor tal, a la otra en donde se desgañita con unos enérgicos arribas a la doctora tal opositora del anterior.
Por eso vemos a candidatos triunfantes a pesar de tener jijuemil investigaciones todas aplazadas mediante jugadas maestras de la jurisprudencia, pero que tiene su caudal electoral que no le importa hasta donde esté untado judicialmente.
Si la impunidad se le endilga a los grandes políticos, de igual manera se extiende hacia los sectores populares avalando individuos que para nada aportan a la construcción de una ética.
Parecería que entre más prontuario más confiable y esa hoja de vida es la que lo hace idóneo para ocupar incluso ministerios y otras responsabilidades.
Así que el héroe ideal para estos tiempos es el modelo de personaje que pone su ambición por encima de cualquier ética y desde pequeño es adiestrado por la sociedad para lograr ventaja en todo lo que hace.
En ese sentido tenemos un héroe fortalecido a través de los métodos lícitos e ilícitos que materializa lo que somos.
¡Démosle un aplauso al héroe de nuestros tiempos!
Ilustración: Hernán Riaño