PETROPOLÍTICA

Petropolítica

Hace tiempo un personaje ha venido alumbrando la política colombiana con grandes debates como hacía mucho no los habían en el Congreso de la República. Todo mundo recuerda sus posiciones valientes denunciando el entramado social que le cogió ventaja a la sociedad y la transformó en un escenario de los barones de la corrupción fuertemente concatenados y sólidamente entronizados en todas las instancias del poder, lo que ha hecho de la geografía colombiana un territorio de “paisaje ensangrentado”. 

Cada vez más se destapan hechos e iniciativas que escandalizarían a una sociedad decente, pero que debido al entramado mismo la manosean al ritmo de las risas cínicas que anuncian que el culpable será absuelto y además premiado.

En ese campo en donde se fertilizó la mala fe, aparece con su voz solitaria y ante una gran incredulidad proponiendo la reorganización de  la sociedad, honestidad en el manejo del Estado. Caminar  por un sendero de equilibrio social y una voluntad desde todas las esferas para construir  una patria justa, solidaria y productiva.

Pero lo que llama la atención es que intenta adelantar proyectos que en otros hitos históricos se aplicaban mediante la violencia, ahora hacerlo de manera pacífica. Entonces lo escuchamos asumiendo una propuesta ya planteada hace años y aplazada durante décadas: la Reforma Agraria. Pero esa consigna que se agitó de “la tierra para el que la trabaja” y que fue bandera de insignes políticos se recoge para ejecutar un plan que haría poner colorado al mismo Pancho Villa: con los terratenientes. sí, así es. Comprándole tierras a quienes durante décadas han acaparado grandes extensiones de tierra con una economía marcadamente feudal y que son señalados como culpables del atraso del país.

A las buenas, después de vivir una guerra precisamente cuyo objetivo principal es la tenencia de la tierra. Las vergonzosas cifras son inocultables y el luto que cubrió a  la nación seguirá teniéndola si no se soluciona el conflicto y seguiremos haciendo inventario de cadáveres.

Sectores entronizados a sangre y fuego no abogan por el proyecto obstaculizando incluso con acciones perversas, porque sienten que se les corrió la butaca. Se oponen a que la salud sea un derecho y no un negocio, que no hay que quemar otras tejedoras de Chicago para efectuar una reforma laboral sino que simplemente se retorne a los derechos usurpados en administraciones anteriores, que el capital privado no desaparecerá como opción del crecimiento económico, pero sí que el Estado debe asumir su responsabilidad con sus ciudadanos y que tranquilos que este experimento recoge tareas aplazadas para poder desarrollar el capitalismo con un concepto de fortalecimiento del país. No es más.

Por: Hernando I. Urrutia V.

Sobre el autor

Publicaciones relacionadas

Dejar una respuesta

Esta web utiliza cookies propias para su correcto funcionamiento. Si continúas navegando, consideramos que aceptas el uso de esta tecnología y que estás de acuerdo con la política de procesamiento de datos de este sitio. Mas Información    Más información
Privacidad