
Por: HERNANDO URRUTIA – Director de Programación Vientos Stereo
Mesianismo es cuando la política oficial se convierte en teología, se propaga una especie de nuevas sagradas escrituras que son descifradas por los iluminados como verdades teologales, creando una atmósfera fundamentalista que elimina todo análisis de circunstancias históricas, políticas, económicas sociales y hasta geográficas, para alinearlas en los bandos morales del bien y el mal.
Según esta situación, la cátedra de la verdad (el bien) está en boca del elegido por Dios, quien se convierte en la autoridad espiritual, material de una nación, y como tal es ungido por los poderes divinos y llamado a expulsar el mal (la oposición).
A partir de ese planteamiento al cual están plegadas las esferas de opinión, le está permitido a todo mesías actuar a nombre de la fe y desbaratar cualquier asomo de dignidad o rebeldía, porque representando la claridad y la luz para su pueblo, tiene la misión de perpetuarse por sécula seculorum su reinado de tipo feudal y monárquico.
¡Ha triunfado el bien! Gritan los desharrapados que se creen en el poder, el enceguecimiento y el fanatismo campean entonces por los campos de la cultura y la confrontación y la polarización genera hordas como ya se ha visto históricamente y no hemos querido aprender la lección: en nombre del bien y contra Satanás se han alzado las agresiones y persecuciones más crueles, así como a nombre de la libertad se ha eliminado a quienes han luchado por ella.
En medio de esta confusión que despierta la hegemónica macartización y la estigmatización en donde se sataniza cualquier disidencia,( ya no es la hoguera porque la tecnología ha facilitado otros métodos) se defiende la democracia dictada por Dios en boca de su profeta.
Definitivamente la historia contará a las nuevas generaciones, cómo sin habernos perdonado los errores del pasado, estamos tratando de perdonarnos los del presente sin evitar los del futuro