La atención en salud: ¿Carrera entre la vida y la muerte?

Photo Credit To Rene Castillo

No hemos superado en nada la supremacía del poder, desde el más pequeño hasta el más grande en la escala social. Ni la tecnología ni la comprensión cada vez más clara de quienes somos nos hace más humanos, más bien hace que usted sea un privilegiado cuando no dependa de la voluntad ajena para su propio desarrollo.

El conocimiento nos hace cada vez más robots y el ingrediente dominio nos eleva transportados en el vehículo enervante de que los demás dependan de nuestra voluntad y acción.

La mezquindad, el egoísmo como parámetros para decidir el destino de los demás, la avaricia económica que se tomó el mundo de la más refinada manera hace que situaciones  normales tenga ingrediente de buena o mala suerte.

Cada día más estamos en manos de quienes constantemente nos fabrican trampas que nos hacen sentir libres y favorecidos por sus intereses mezquinos, agravando la circunstancia de que nosotros mismos ayudamos a fabricar esas trampas con la ilusión de poder cambiar de amo, en lugar de  liberarnos de cualquier yugo.

Lo institucional se nos viene encima y lo sistemático se pone al servicio de la voluntad de quienes manejan las riendas de este coche de aglomerados sociales que delegan quien maneje el látigo y se impone la ley de la fuerza y de la demagogia  y surgen los “sistemas” sobre todo el que tiene que ver con el sector de la salud lleno de pacientes vapulados por el verbo y el discurso  y las dolencias además golpeados por los planes en donde la insensibilidad apadrina  la planeación  para hacer de la voracidad su eje rector a costas de  la necesidad de sectores sociales.

Las barreras se levantan bloqueando la atención y cada vez es más difícil el trámite de las consultas, la facilidad  geográfica en esta ciudad de dificultades densificadas es la gran ausente y  se choca con la “genialidad” de poder acceder a un tratamiento después de recorrer la ciudad para llegar a un centro de atención en tiempo récord de hasta dos horas y se agrava cuando son urgencias.

No se ha dejado de atender, pero  su estructuración da el mismo resultado que si negaran los servicios a los pacientes (Término tradicional, clientes en el lenguaje del mercado) que no cuentan con los recursos para recorrer la ciudad  de lado a lado y que significa que antes que la solidaridad está la ley del mercado.

Escrito por: Hernando Urrutia

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