
Por: Jeffrey Velasco Cardona
Hace unos días salió la alcaldesa Claudia López a decir que vendieran el carro si no estaban conformes con el pico y placa todo el día, y ¿esto por qué? ¡Será realmente que quiere mejorar las condiciones del tráfico en la ciudad, cambiar las condiciones de contaminación? o es una estrategia para que consumamos su transporte paupérrimo. sí, ese que se llama “Transmilleno” y que por muchos años ha sido el foco de contaminación y venta de buses en la capital.
Se notó que con la implementación del nuevo pico y placa, hubo una reducción mínima del tráfico en horas pico en la capital. Pero, el escenario no es que hayan cambiado los tiempos de afluencia: horas como las 7 a. m. o 6 p. m. la ciudad está a reventar de trancones y colapsada, tanto, que se ven trancones de bicis.
Una odisea en Bogotá es ir de norte a sur en transporte público en hora pico. Su trayecto normal de 2 horas, pero se siente como un viaje Bogotá – Ibagué, pero sin achiras, para rematar se cobra como si fuera clase ejecutiva. La situación no es muy diferente si se va en moto o en particular, porque se esquivan huecos, salir de un semáforo en rojo para meterse a otro, no los sincronizan, esto, retrasa la movilidad en una ciudad congestionada como Bogotá.
Si de buena congestión vial hablamos, las personas designadas para examinar dónde montar un semáforo o un puente peatonal “tienen huevo”, (ahí perdonarán) ejemplos hay varios, pero me referiré a dos en particular. Avenida Boyacá a la altura del Hospital Meissen en el barrio San Francisco, un solo semáforo produce que transitar por la calzada norte sur y sur norte, un trayecto desde el portal Tunal hasta la entrada del mismo barrio tome alrededor de 1 hora, cuando sin tráfico el trayecto es de 3 minutos, en lugar de quitar el semáforo para agilizar la movilidad, implementan dos más para que un trayecto de 3 minutos tome una hora y treinta minutos – ¡Qué! ¿Tienen acuerdos con el comercio informal que se genera alrededor de las ventas informales? – Para completar a menos de 20 metros uno de los puentes más largos de la ciudad y por donde ningún peatón pasa por lo mismo, toma pasar de un lado a otro 5 minutos.
Segundo ejemplo de la ineptitud: La Avenida Cali a la altura del Colegio Claretiano, en un tramo de cien metros hay 4 semáforos intercalados entre peatonal y vehicular, la situación en hora pico es un completo desastre. Salir de un semáforo para meterse en otro, en un trayecto que debería tomar 5 minutos máximo, toma casi una hora cruzar para ingresar a la localidad de Bosa y con todas las obras es más desesperante. Y esto se vive en toda la ciudad, ejemplos como los anteriores y hasta peores.
Empezar a examinar qué hacer para mejorar la seguridad, la movilidad, el buen vivir de los ciudadanos debería ser la prioridad de la alcaldesa de una urbe tan grande e importante como Bogotá, en una de las capitales de Latinoamérica, pero también una de las principales ciudades en inseguridad.
Señora alcaldesa: su mandato al igual que el de Iván Duque es una payasada, así salga a timar afirmando que todo en la ciudad está cambiando para bien, la invito a que mire bien por su ventana y se dé cuenta que esta ciudad le quedó grande, decir que vendan el carro o la moto y usen el transporte público no es la salida para mejorar una ciudad, porque ni esa línea de buses que usted patrocina junto a su amigo Peñalosa, puede con tantas personas.
Mejor móntese en su bus Volvo rojo y mire si la lleva donde en verdad debería estar.