Finjamos Democracia

HERNANDO URRUTIA – Director de Programación  Vientos Stereo

 

A partir de 1991 tenemos una nueva Constitución en Colombia, esa carta Magna se dio a la tarea de establecer después largos debates  de sus  constituyentes, mecanismos que le dieran al pueblo herramientas para reclamar, aprobar o desaprobar lo que tiene que ver con la gobernabilidad.

La  consulta  es uno de los mecanismos de participación para demostrar que Colombia es una república democrática  y participativa, pero  asalta la sospecha de que es una especie de contentillo jurídico para maquillar el establecimiento antidemocrático. Lo rescatable   como posibilidad de participación junto a otros mecanismos como la acción popular, la tutela, la acción de grupo, el referendo, la revocatoria es el aprendizaje de la gente para hacer el proceso como en el caso de la tutela que  ha logrado meter en cintura muchas de las arbirariedades de las EPS’s en materia de salud.

Los referendos efectuados en los distintos pueblos afectados por las compañías mineras  transnacionales, la revocatoria del mandato (otro mecanismo) que tuvo amplio respaldo en Bogotá y ganó en un pueblito boyacense, los cabildos con gran apoyo convocado por Sintrateléfonos en Bogotá y ahí es donde se empieza mostrar la inconformidad y a buscar cómo se  inhabilitan las leyes que protejen a los pobladores que recurrieron a estos instrumentos como lo hicieron Arbelaez, Cajamarca. Pijao y otros pueblos, por eso lo importante de estas iniciativas es que la gente aprende a reflexionar durante el proceso y también a usar las herramientas y eso es lo que tiene incómodos a nuestros gobernantes.

La tutela ha sido dolor de cabeza para las EPS, la acción popular ya se conoce más y ha logrado resultados, las acciones de grupo de igual manera. Entonces llega la hora  de desmontar estos mecanismos pero disimuladamente, sin desacreditar a la democracia (fingida) más antigua del continente y ya un candidato en campaña amenazó que en caso de subir a la presidencia de la República iba sancionar económicamente a quienes osaran organizar el referendo contra la explotación de oro que envenena el subsuelo nacional.

Otro mecanismo es prácticamente desautorizar el ejercicio argumentando que ya está propuesto pero que falta es hacerlo cumplir. Les duele que la gente se organice y aprenda a defenderse. La consulta anticorrupción así como la revocatoria del mandato de Peñalosa  están demostrando que las vuelven inútiles a punta de leguleyadas y si tienen que  violar sus propias leyes lo hacen y lo palpable es que viene la revancha: resultan perseguidos (en el caso de Bogotá) los que lucharon por esta revocatoria que se llevó a cabo.

Ahí viene el asunto del poder, ellos si saben,  no como el maestro Echandía que decía con intención claudicante: «¿El poder para qué?». 

Imagen: Wikipedia – Archivo Flag map of Colombia. Svg

Montaje: Hernán Riaño

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