Por: HERNANDO URRUTIA – Director de Programación Vientos Stereo
Llegó Andrés Felipe Arias en medio del silencio y la prudencia (que hace verdaderos sabios), en un vuelo exclusivo como corresponde a alguien paladiado por el poder y que en algún momento ejerció el delfinato y acopió méritos para ocupar el cargo más alto del país.
La aureola de la pureza empezó a alumbrar su cabeza significando que es uno de nuestros héroes modernos y que si no se postula como gran colombiano es porque ya existe uno irreemplazable con título intransferible.
Nuestro héroe forma parte del santuario y sus actuaciones tienen que ser beatificadas ante la historia y es así como para comenzar que la ciudadanía empieza a transformar en su cerebro la figura, mentalizando la condición en la que se encuentra frente a la justicia:
Llegó deportado no extraditado lo que ya es una valoración benigna que lo sitúa en un preso distinto y hasta venerable, de una categoría incluso de perseguido político y no el requerido por los ilícitos por los cuales fue condenado.
Este santo barón que es enzalsado por voceros con libreto en mano alguien lo comparó con Jesucristo seguramente porque multiplicó no lo peces sino los pesos en manos de los terratenientes y con motivo de este hecho hay algo que debemos aprender:
Ante el panorama como el caso de un condenado y prófugo de la justicia colombiana, ¿cómo se debe proceder? Y salta la necesidad de definir qué es la ley?
Veamos: básicamente es el instrumento jurídico para aconductar a una sociedad sobre el camino a seguir y no nace de la voluntad popular sino que normatiza y establece un mandato en un beneficio determinado pero de obligatorio cumplimiento y entonces vemos como una ley suprema como es La constitución de Colombia es reformada una y otra vez favoreciendo intereses muy concretos y precisos incluso anulando el espíritu original.
Dicho esto, en este momento tenemos ante nosotros los que obedecemos
Que se cocina una iniciativa para limpiar un nombre reformando una sentencia y cambiando la naturaleza de la ley en aras de legalizar la impunidad. Pero lo más grave es que una ley tiene carácter universal y se pueden por este mecanismo favorecer muchos actores de la corrupción
Que saltarían a cobijarse con el favor de su aplicación.
Así que hoy he aprendido algo: primero que la ley no es eterna y que la hace perecedera la conveniencia como en este caso de ejemplar democracia.
Foto de Andre Felipe Arias : Instagram @ariasinocente tomada de «Las 2Orillas»
Foto de Hernando Urrutia: Hernan Riaño