El caso del niño Nicolás Quevedo que murió ahogado en julio del año 2015 en una de las actividades del curso vacacional de los bomberitos en Kennedy, se archivó. Esto, porque la familia logró un acuerdo económico con el cuerpo oficial de bomberos de Bogotá. Este caso además de la muerte del niño, terminó con el suicidio de uno de los funcionarios que estaba atendiendo ese día a los niños.
El caso de Diego Fernando Castro, uno de los bomberos que estaba a cargo de los niños, fue que se suicidó cerca de su residencia. El llevaba cuatro años trabajando en el lugar y le contó a su esposa que se iría a caminar a un parque cercano. Horas después fue encontrado ahorcado en un árbol. Nos imaginamos que fue como consecuencia de la muerte del niño en la actividad de los bomberitos.
El caso se archivó tras una conciliación que llevó a un acuerdo económico entre los padres y el cuerpo de bomberos de Bogotá. Se desconoce la cifra final, que seguramente es un monto importante.
Fotografía: El Espectador