José Manuel Fuentes, recuerda como años atrás, en la primera administración de Enrique Peñalosa como alcalde de Bogotá, los vendedores ambulantes de la ciudad sufrieron lo que él califica como una «persecución casi a bolillo».
Es por eso, que con varios de sus compañeros decidieron manifestarse a pocos metros de la tarima en la que hoy el nuevo Alcalde tomará posesión. Lo hicieron en silencio, con pañuelos blancos y carteles.
“En esos años no fue nuestro beneplácito estar en el espacio público, nos quitaban las cosas y no tuvimos cómo trabajar». Hoy el Consejo de Estado protege el trabajo de los vendedores ambulantes por medio de una sentencia que impide que les quiten a la fuerza su mercancía, lo que les da un parte de tranquilidad frente a las medidas que decida tomar la nueva administración.
Los vendedores subrayan que su trabajo fue dignificado y más fácil, sin ignorar las adversidades, desde que Lucho Garzón asumió la Alcaldía, en el primer Gobierno de izquierda de la era que hoy finaliza en Bogotá. Las medidas como aquel fallo del Consejo de Estado facilitaron su manera de salir adelante en una ciudad en la que las oportunidades no son para todos.
José Manuel, quien distribuye diferentes productos de prensa en un puesto ubicado en la carrera 7 con calle 16, explica que él y sus compañeros esperan que a partir de hoy, en la «Bogotá mejor para todos» de Peñalosa, la relación del Alcalde con los vendedores ambulantes sea cordial basada en el diálogo para poder manifestar sus necesidades y tener la posibilidad de trabajar con tranquilidad.
