Bogotá mejor para tontos

El alcalde Peñalosa es a los buses lo que Ronald McDonald es a las hamburguesas. En Asia, Oceanía o Europa, el payaso con mameluco amarillo y peluca roja es sinónimo de comida chatarra; de igual manera, en todo el mundo el gigante canoso y barbudo es sinónimo de BRT (Transmilenio). ¿Será por eso que el señor alcalde pone tanto empeño en convencer a la ciudad de la inviabilidad de un metro subterráneo?


Por: @CarlosCarrilloA

Uno esperaría de la Alcaldía Mayor de Bogotá un mínimo respeto por la inteligencia de los ciudadanos, pero no hay tal. El viernes 19 de agosto la página oficial de la Alcaldía: bogota.gov.co, publicó un artículo titulado El mejor Metro para Bogotá, de un tal “amcuevas”, el artículo que ni siquiera está debidamente firmado, no aporta ningún sustento a lo que afirma. En él, lo que debería ser un debate técnico serio y con todos los argumentos sobre la mesa, se desdibuja hasta convertirse en un compilado de verdades a medias, mentiras flagrantes, mitos urbanos y burlas al sentido común. El propósito del artículo es respaldar la delirante idea del alcalde de cambiar 27 kilómetros de metro subterráneo, por un “trencito cañero” con 9 estaciones elevadas.

Es importante aclarar que el proyecto de estructuración técnica que la Alcaldía está adelantando actualmente a través de la FDN (Financiera de Desarrollo Nacional) comprende tan solo un primer tramo de la línea, cosa que no ha sido explicada con claridad a la opinión pública. Ese primer tramo, según la Manifestación de interés o1 de 2016, publicada este mes por la FDN, iría desde el Portal de las Américas hasta la estación Rosario en la avenida Primero de Mayo entre la carrera 51 y la carrera 41 Bis, eso es apenas un tercio de la línea.

El artículo comienza con esto:

La construcción de un metro elevado en Bogotá es una de las opciones más convenientes en el corto plazo. Hacer un tren bajo tierra no solo tardaría tres veces más sino que además los riesgos que no se pueden controlar son innumerables, pues Bogotá no cuenta con mapas subterráneos de fibra óptica, gas, acueducto, entre otros.

Comienza a sonar el detector de mentiras: El tramo uno del proyecto de metro subterráneo estaba pensado para hacerse con tuneladoras (TBM) a 25 metros de profundidad, a esa profundidad no hay ni guacas, mucho menos redes de fibra óptica o gas. Pero a la hora de justificar la desfinanciación del metro para dilapidar todos los recursos en Transmilenio cualquier mentira, por evidente que sea, es buena.

Para quienes no sepan como funciona una TBM (sin duda “amcuevas” está entre ellos) acá les dejo como ejemplo un video de las que se están utilizando para los túneles de la nueva línea de metro en Londres.

Continua el artículo con una apocalíptica disertación sobre los suelos de Bogotá, única ciudad del mundo en donde es imposible hacer un túnel.

En gran parte de Bogotá, el suelo tiene una combinación de roca dura, lodo denso y suelo blando. Expertos en ingeniería geotécnica han coincidido que si en la capital se llegara a construir un metro bajo tierra se podría presentar un fenómeno conocido como la subsidencia, que se trata del hundimiento de grandes extensiones de suelos, lo que ocasionaría daños en las edificaciones y vías de la superficie por donde pasaría la obra. 

Cuando se habla de “Expertos en ingeniería geotécnica” sería bueno llamarlos con nombre propio, porque algunos tienen una postura diametralmente opuesta a la del señor “amcuevas”. Como Mario Torres Suárez, quien fuera hasta hace poco presidente de la Sociedad Colombiana de Geotecnia y hace unos meses entregó un concepto bien distinto, en una entrevista publicada por El Espectador.

Lo que sigue merece la medalla de oro al argumento más peregrino:

El mejor Metro para Bogotá debe ser aquel que permita apreciar la ciudad a través de una ventana y no en medio de toneladas de concreto. Quienes usan el transporte público para movilizarse a sus trabajos o sus hogares pasan siete millones de horas al año dentro de un bus. ¿Se imaginan que esto suceda cada día a 30 metros de profundidad? Sería como vivir en una cárcel de rieles.

A pesar de que un gran porcentaje de ciudades del mundo cuenta con metros bajo tierra, expertos en urbanismo y movilidad coinciden en los perjuicios que estos medios subterráneos hacen en las personas, que al no contar con opciones diferentes deben pasar el mayor tiempo del día entre muros de cemento.

La primera lectura causa indignación y molestia, pero una segunda no puede producir nada más que risa. Hay que ser descarado para soltar un argumento como ese. ¿Entonces todas las grandes ciudades del mundo se han equivocado durante los últimos 150 años? ¡Qué tontos han sido al gastar billones en sus redes de metro! Una de dos: O la Alcaldía nos toma a todos por subnormales, para atreverse a pensar que nos vamos a tragar este cuento, o el subnormal es quien escribió el artículo y de verdad se cree esta sarta de necedades.

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Los ingleses invierten billones de libras en su nueva línea de metro para Londres: la Elizabeth Line que abrirá en 2018, todo esto para llevar indignamente a los ciudadanos (pobrecitos) bajo toneladas de cemento. Foto: Crossrail

Pero la publicación de la Alcaldía no se queda en puras especulaciones, también nos ofrece cifras; falsas, pero cifras:

De acuerdo con el IDU, el proyecto de metro bajo tierra planteaba la necesidad de desplazar cerca de 19 millones de metros cúbicos de las tierras producto de la excavación de los túneles y estaciones y su disposición en lotes de relleno o escombreras. Esto significaría el tránsito permanente de volquetas, para ser más precisos, se necesitarían 3.166 para movilizar ese número de escombros durante los años que tomen las obras hacia los lotes de relleno ubicados en los extremos de la ciudad.

¿No puede la Alcaldía revisar las cifras de una de sus propias oficinas con rigor, o simplemente no les interesa? En la página web del IDU no se habla de 19 sino de 9.8 millones de metros cúbicos de RCD (residuos de construcción y demolición), los cuales según el mismo IDU, al ser en su mayoría de lodo arcilloso podría utilizarse para la fabricación de ladrillos y otros prefabricados.

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Dentro de los estudios para el metro subterráneo se exploró la posibilidad de fabricar ladrillos con los residuos de excavación. Foto: IDU

Por supuesto que 10 millones de metros cúbicos de tierra no son un problema menor, pero creer que ese es un argumento para decirle no al metro subterráneo es francamente ridículo, el asunto está en hacer algo provechoso con los residuos y nuevamente el Crossrail de Londres es un buen ejemplo. En este momento parte el material excavado se está utilizando para recuperar los humedales en la isla de Wallasea, allí en donde la agricultura durante siglos afectó el terreno, hoy se utilizan los residuos de la nueva línea de metro para recuperar el hábitat de los pájaros.

Por último el artículo habla sobre las ventajas del metro elevado propuesto por el visionario:

Primero, la construcción del Metro elevado es más económica y rápida. Prueba de ello es lo que pasó recientemente con la construcción de una línea de metro subterráneo en Río de Janeiro, la cual fue calificada como una “calamidad pública”, pues la obra costó 21 veces más de lo previsto. Si en Bogotá se tomara la decisión de hacer un metro bajo tierra, la obra, proyectada en $15 billones, terminaría costando $315 billones si se presentara un sobrecosto del 2.100% como sucedió en Río.

Este “razonamiento” según el cual la línea del metro subterráneo en Bogotá costaría 315 billones es vergonzoso. El cuento del 2100% de sobrecostos en el metro de Río ha sido replicado por medios afectos al alcalde, como la cada vez menos seria revista Semana, sin embargo otros medios como The Wall Street Journalhablan de un 30%, yo sinceramente tiendo a creerle más a al segundo, pero la mayor prueba de la mala intención en este silogismo, es que nunca se menciona cuánto costó la línea y simplemente se habla del escandaloso 2100% de sobrecosto. Pues bien, la línea 4 de Río que tiene solo 5 estaciones costó 3 mil millones de dólares, así las cosas si los sobrecostos fueron del 2100% el presupuesto inicial era de 140 millones de dólares, un valor absolutamente irreal en un proyecto como este.

Vamos a darle un vistazo 360 a esta “calamidad pública” (El video puede girarse 360º arrastrando el mouse con el clic oprimido).

El segundo argumento en defensa del metro elevado es que sería un gran aporte a la renovación urbana:

Segundo, sería de gran aporte aporte para la renovación urbana, pues se adaptaría a las condiciones de la ciudad y modernizaría corredores viales como la avenida Las Américas y la Caracas, por ejemplo. El sistema generaría riqueza a la ciudad y beneficia a los propietarios por donde cruza la línea porque valoriza sus inmuebles y los vuelve más atractivos para la renta o nuevos negocios. 

Sobre este tema no pienso extenderme, basta con el concepto del reconocido urbanista autodidacta Enrique Peñalosa, quien a pesar de no haber puesto nunca un pie en una facultad de urbanismo y haber mentido sobre su credenciales académicas por 30 años, sigue siendo uno de los urbanistas más destacados del mundo. Él mismo ha afirmado en múltiples ocasiones que los metros y todas las estructuras elevadas son nefastas para el entorno urbano, alguna vez llego a calificar las utopistas elevadas de “ríos envenenados”, pero al parecer con tal de no permitir que se le quite dinero a su amado Transmilenio está dispuesto a cambiar de opinión.

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Para terminar quisiera enviarle un mensaje al Alcalde Mayor de Bogotá:

Señor Alcalde, ahórrese la vergüenza de publicar este tipo de artículos, estas mentiras son casi tan grandes como su arrogancia y nadie se las va a creer. Ya no estamos en 1998, hoy cualquier “loquillo” con Google puede darse cuenta de que esto es un intento casi desesperado por engatusar a la ciudadanía, para así poder destinar la mayor cantidad de recursos al sistema de transporte que lo hizo famoso y le ha ayudado a completar su colección de pasaportes repletos de sellos.

No señor Alcalde, miles de bogotanos que con esperanza le dieron su voto están hastiados de sus mentiras y los millones que no votamos por usted, entre otras muchas razones porque sabíamos lo dañinas que serían para la ciudad sus obsesiones, a partir del primero de enero de 2017 pondremos en marcha el proceso de revocatoria, es nuestro legítimo derecho. Su conflicto de intereses, su pedantería, su revanchismo y su voracidad ambiental van a sacarlo de la Alcaldía, ya que sus amigotes en la Procuraduría y en la Fiscalía no cumplen con el deber de investigar su evidente conflicto de intereses, serán los bogotanos quienes decidan en las urnas si usted es o no digno de ocupar ese sillón, desde el cual no ha hecho más que mentir en estos 8 meses.

 

Por: Carlos Carrillo periodista e investigador que junto con Juanita Afanador denunció que los títulos de «doctorado» y «maestría» del acalde Peñalosa no tenían asidero en la realidad.  Además de muchas otras investigaciones que tienen que ver con la ciudad.

Foto: bogota.gov.co

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