Nadie me lo contó, me toco vivirlo. Primera Parte

Esta es la experiencia personal de nuestro compañero René Castillo Mahecha, en su proceso de hospitalizaciones en San Blas y Santa Clara, sufriendo en carne propia los rigores, las insuficiencias y la improvisación del sistema de salud impuesto por el alcalde Enrique Peñalosa y su Secretario de Salud Luis Gonzalo Morales. Narra de manera descarnada y de primera mano como está «funcionando» la unificación hospitalaria y del sistema de salud de Bogotá, que coincide con el informe de la Personería de Bogotá.

Por lo extenso del testimonio haremos entregas periódicas.

 

Por René Castillo Mahecha –  Vientos Stereo

Este es el diario vivir de los usuarios del servicio de salud en Bogotá.

Y de esta manera inicio este relato, “el culpable soy yo”, pues según los doctores la culpa de lo que pase, siempre es del paciente; por esta razón no es raro que Rosa Elvira sea la culpable de su empalamiento y posterior muerte, según el Secretario de Gobierno el señor Miguel Turbay “Dr. parvulito” o que la gente se muera esperando una ambulancia, según la sabiduría del ilustre Secretario de Salud, Luis Gonzalo Morales, y para aclarar de que “tengo la culpa”, aquí les cuento:

Fueron en total 32 días, que me permitieron vivir experiencias de mucho dolor, angustia, ira, tristeza, nostalgia, desilusión…

Una etapa en que los días se hicieron años, un camino que me llevo a conocer lo más profundo del dolor físico y anímico en carne propia, como también en la de otros seres anónimos, despreciados por la sociedad a causa de su condición; pero antes de continuar con las malas noticias debo (como debe ser) resaltar en estas personas que en la mayoría de los casos son serviciales, solidarios y dispuestos.

Es el caso de José Miguel Castillo, (en el Hospital San Blas) que sin reparos siempre estuvo pendiente de Don Martiniano, paciente de 92 años, prácticamente abandonado por la familia y a quien él cariñosamente le decía “Don Quijote”. Ya en el Hospital Santa Clara era María, una habitante de la calle que se distinguía por comer mucho o “repelar”, como ella graciosamente decía. Juan Daniel, con quien pude compartir y que el día antes, que me cambiaran de pabellón, festejamos el hecho que su mamá le llevara un televisor para entretenernos, luego me entere que había muerto en la UCI No. 4 del hospital Santa Clara, a causa de una bacteria. Ya en el pabellón Santa María, conocí a Carlos Carmona, un manizaleño buena gente, pero ante todo muy servicial y serio como el mismo decía.

Así también conocí personas muy profesionales y entregadas por vocación, para servir a otros, que a pesar de las limitantes que el sistema les impone, ellos con altruismo enfrentan la adversidad. En urgencias la jefe Yenny, con una sonrisa y una frase agradable, siempre se acercaba para” chuzarme” (tomar glucometrías) o darme los medicamentos.

La Dra. María Camila (practicante), no supera los 25 años, pero hace su trabajo con mucha responsabilidad y todos los días sin falla a las 7:00 de la mañana llegaba para conocer mi estado. La jefe (por razones de seguridad me reservo el nombre), me manifestó estar en contra de las injusticias de este nefasto sistema de salud; quien con justa indignación, pero con la reserva natural de quien teme perder su empleo, denuncia que el clientelismo sigue paseándose rampante y tranquilamente por esta administración, pues ingresan a laborar personas que aunque no tengan idea ni vocación de lo que significa la noble labor de enfermería, lo que sí importa es el nombre del “padrino” político que tengan y entre más importante sea el personaje, mas alto el cargo a desempeñar, con todo y esto la jefe aporta todo su esfuerzo e incluso sus recursos para prestar el mejor servicio. Fernando Vivas, auxiliar de enfermería a quien nunca le faltó una palabra alegre y positiva en su saludo y la lucha constante con la mala señal de un viejo televisor del cuarto en el que me encontraba. No podría dejar de mencionar a Sandrita, que con su frase amable y cariñosa “usted me cae mal” siempre estuvo pendiente de atenderme en lo que necesitaba.

 

Aquí la Jefe Jenny contribuyendo en la formación de la nueva generación de enfermeras.

Continuará

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