¿La arquitectura  hermana de la naturaleza?

Por: Hernando Urrutia –  Poeta Director de Programación de Vientos Stereo

¿Qué es la arquitectura? Nos preguntamos desde nuestras dudas y consultamos a San Google y nos arrojó primeramente: La arquitectura es el arte y la técnica de proyectar, diseñar, construir y modificar el hábitat humano, incluyendo edificios de todo tipo, estructuras arquitectónicas …

Puede decirse que la arquitectura se encarga de modificar y alterar el ambiente físico para satisfacer las necesidades del ser humano.

Pero queríamos una definición más romántica, menos fría.

Y encontramos otra más afín a nuestros sentidos:

La Arquitectura está más allá de los hechos utilitarios. La Arquitectura es un hecho plástico. La Arquitectura es el juego sabio, correcto, esto la sitúa dentro de las artes y le da el tono poético del que teníamos noticia! eso es: la poética del espacio, el arte  de habitar para satisfacer necesidades de armonizar todo lo que tenga que ver con la vida y no podíamos desviar la vista de las láminas que  nos traen esas coloridas fotografías del oriente, de japón  de países que llevaban de la mano su espiritualidad, con el diseño práctico de su existencia incluyendo la supervivencia como especie.

Grandes templos, determinados  edificios jugando a hermanar con la naturaleza, sin menoscabar  la existencia de La naturaleza, tenemos referencia de más de 50 estilos a través de la historia, desde los etruscos hasta los pos modernos diseño actuales. En todos cumplen un papel subordinado a la civilización  que la rige.

Sin ir más lejos miremos las casona de los españoles frente a las construcciones indígenas, así haya utilizado las  humildes chozas el adelantado ( ¿porque se vino adelante?) Jiménez de Quezada.

Para no viajar tanto en el tiempo, pongamos sobre el tapete la construcción en  Bogotá, hace mucho rato el crecimiento demográfico fue modificando la ocupación del espacio y el diseño de esos espacios y las viejas casonas fueron reemplazadas por apartamentos cada vez más estrechos de acuerdo a los cálculos de los constructores que ofertaban vivienda en la ciudad lo que hasta el momento  tiene que ver  con las dos posiciones de crecimiento, uno es la expansión desaforada de planes de vivienda hacia la periferia de la ciudad y la valorización de las partes céntricas para la banca, negocios, centros administrativos y facilitaciones de inversión al capital financiero, amén de la invasión de desplazados que necesariamente buscan espacios donde les sea más favorable, por autoconstrucción o por invasión y se da la multiplicación de viviendas nada poéticas, pues sus dueños lo que saben es que necesitan sobrevivir, de esta manera se rompe la armonía de la naturaleza y se acaban las especies, la flora y el equilibrio de las aguas subterráneas y  por lo tanto los humedales.

Pero si todo este ejército lo hacía por necesidad otros lo han hecho por negocio, entonces  la menor cantidad de inversión y la utilización  de espacios cada vez más reducidos se puso de moda y cada vez mas también el uso del suelo iba cambiando de vocación, se arrasaron bosques enteros y fue desapareciendo la naturaleza que solo quedó en afiches nostálgicos y en árboles de plástico  y de metal  al igual que flores artificiales para engañar a las abejas y colibríes.

Esta vocación del cemento se oficializó  con  los planteamientos ideológicos que claman por que sus capitales se engorden sacrificando lo ecológico  y dentro de sus víctimas aparece y se evidencia la llamada reserva Van Der Hammen.

Allí se unen el sueño elitista de construir condominios que muy seguramente se llamarán “bosques  de Van Der Hammen” y algunos arbustos que den la sensación de paz con la conciencia ambiental.

Estamos frente  a una avaricia urbanística que utilizará todas las herramientas que le da el poder para  acabar con una parte importante si se transformara en el pulmón que necesitamos en esta urbe que lleva a cuestas la extinción de gran cantidad de humedales y que extiende sus tentáculos  a las poblaciones vecinas.  

Foto: Facebook de Hernando Urrutia  

Fotos: semana.com, alcaldiabogota.gov.co, bogotabureau.com                                     

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