Viene escuchándose desde hace ya cinco años en el sector de amapolas en la localidad cuarta de San Cristóbal, mas conocida como la Carretera de Oriente en donde los habitantes han sufrido las consecuencias de este derrumbe que bloquea la movilidad de más de veinte barrios y que deja día a día en manos de los delincuentes a los vecinos y vecinas cuyo afán de salir hacia el trabajo se arriesgan a ser despojados por los atracadores y raponeros que a la vez madrugan a hacer de las suyas.
Con ponqués y payasos han celebrado los pobladores los anteriores cuatro años, para manifestarse pacíficamente frente a las constantes promesas y posteriores disculpas por parte del Instituto de desarrollo urbano IDU.
La marcha en las mañanas y por las tardes a los barrios vecinos
Tiene cansados a los habitantes que han levantado puentes artesanales buscando solucionar así sea transitoriamente una obra de considerable magnitud y un monto apreciable de dinero
Pero totalmente “dejado de la mano de dios” solo se recuerda a un exmandatario local que se hizo célebre cuando ejercía de alcalde por su famosa expresión: vine a decirles que yo no tengo la culpa.
Por: Hernando Urrutia Vásquez
Fotos: Carlos Acero Rincón